El deporte: un remedio real para la ansiedad y la depresión

Siempre hemos sabido las virtudes del deporte, conocemos de sus beneficios en nuestro propio organismo y la fortaleza corporal y psíquica que nos genera. Sin embargo, su campo de acción es mucho más amplio del que podemos imaginar. Desde sus orígenes, el ser humano necesitó de hacer mucha actividad física para sobrevivir. Era parte de su cotidiano el correr, escalar, caminar, luchar, lavar, hacer fuerza o cargar. Esa es la energía que tenemos, nuestro  organismo posee una condición física apta para vivir en ese ritmo, muy distante del tipo de vida que llevamos hoy. ¿Será acaso este un factor importante para perder salud y poseer cada día más enfermedades físicas y mentales? Lo dejo a su reflexión.

Investigaciones realizadas en distintos organismos mundiales, exponen un planteamiento similar: el ejercicio regular puede ser tan útil como la medicación para aliviar los síntomas de la depresión, el estrés y la ansiedad. Esto porque incide sobre la regulación da la producción hormonal y de neurotransmisores  tan incidente en el ánimo, como la noradrenalina, la serotonina y las endorfinas, provocando un estado general de bien estar.  El deporte aeróbico, ese que nos hace “mojar la camiseta”, debe ser rítmico, de una duración de 30 minutos mínimo por 2 a 3 veces a la semana y en un tiempo de práctica de entre 4 a 20 semanas. Esto otorga muchos factores beneficiosos en el ser humano. Algunos de estos son: Aumenta la confianza, la estabilidad emocional y el funcionamiento intelectual; ayuda a tener una imagen corporal positiva; favorece la memoria, la percepción y la eficacia en el trabajo; aporta a una mayor satisfacción sexual y ayuda a dormir mejor.

La inclusión del deporte como una ayuda para la depresión es una noticia enorme a nivel global. El deporte es una herramienta sana que esta a su alcance para regular importantes desbalances químicos y  generando una mayor circulación sanguínea a nivel cerebral. El valor del ejercicio para la prevención y tratamiento de estos síntomas, era conocido por los médicos desde la época de Hipócrates. El interés de estos profesionales en el uso del ejercicio para la salud mental, declinó a mediados de este siglo, cuando la psicofarmacología y la neurobiología desarrollaron drogas eficaces para combatir estos males. Muchos de estos psicotrópicos presentan efectos colaterales, sin embargo, son fundamentales para el bienestar de algunos pacientes y eso lo determina el profesional que apoya su caso. Hoy en día, tenemos  un retorno hacia la influencia del ejercicio en la etiología y en el tratamiento de los problemas emocionales, existe literatura específica donde ya se habla del término “Psicoterapia a través del movimiento (Rümmele, 1990).

Lo principal es elegir una actividad que sea placentera. No es difícil imaginar que una persona con un estado de ansiedad o depresión deba hacer un gran acto de voluntad para realizar actividad alguna, y es ahí donde es fundamental el apoyo de sus seres queridos. De esta manera, nos hacemos cargo de lo que nos ocurre, una verdadera sanación, una voluntad que despierta al alma y nos saca del embotamiento de un estado psíquico negativo. Esta una invitación a dar el salto y moverse por uno mismo, sin entregar este poder a otro.

Revista Olmué Vive. Artículo otoño 2011.